jueves, 5 de julio de 2018

Cuándo tus Emociones se vuelven Patológicas


Antes de responder a esta pregunta con la que introduzco el artículo, es necesario recordar qué es una emoción.

Han sido numerosos autores son los que han significado el termino de emociones desde distintos puntos de vista y doctrinas, de todas estas definiciones podemos extraer las características más comunes y generales de las emociones:

  • Provienen de una experiencia o acontecimiento externo o interno.
  • De carácter subjetivo, es decir, un mismo estímulo puede generar reacciones diferentes y emociones distintas a dos personas, de ello depende nuestra experiencia subjetiva ante el acontecimiento.
  • Se trata de una reacción más o menos intensa y corta en el tiempo, de ello se puede extraer una de las grandes diferencias con una emoción patológica cuya duración en extensa y con una reacción más intensa.
  • Finalidad adaptativa que nos ayuda a responder a los acontecimientos cambiantes del medio ambiente.
  • Dirigida hacia algo o hacia alguien con una finalidad específica.

En este artículo se pretende hacer una distinción entre las emociones diarias y normales y las características que llegan a tener las emociones convertidas en patológicas y por tanto, disfuncionales.

Emociones Saludables y Patológicas

Recordemos que toda emoción tiene una función y por ello, todas ellas son necesarias para nuestro correcto funcionamiento tanto a nivel interno como en sociedad.
Sin embargo, ocurre que en ocasiones estas emociones pueden volverse disfuncionales para la persona por no aportar una correcta adaptación al entorno, ya sea esta adaptación cómoda o incomoda, en estos momentos es cuando nos podemos ver envueltos en la generación de estados emocionales patológicos.
Conviene en este punto, además, citar al Psiquiatra Allen Frances que nos indica que psicopatologizar lo cotidiano, nos puede llevar a etiquetar exageradamente nuestra vida diaria.
Por ello, hay que ir con suma precaución y evitar la tentación de etiquetar acontecimientos que pueden ser totalmente normales aunque molestos o incómodos con la etiqueta de patología o enfermedad.
Teniendo en mente estas precauciones, algunas de las diferencias que podemos encontrar entre emociones consideradas normales y emociones consideradas patológicas son:
  • Las emociones normales son experimentadas como episodios poco frecuentes y de intensidad moderada y duración limitada, mientras que la emoción patológica se experimenta a través de episodios repetidos en el tiempo, con una intensidad alta y una duración prolongada.
  • Cuando se está experimentando un episodio emocional normal el estimulo desencadenante es esperable y común, es decir, es normal que se manifieste esa emoción ante dicho estímulo, sin embargo, ante una emoción patológica se produce una reacción desproporcionada ante un estímulo común.
  • El grado de sufrimiento ante una emoción normal, si lo hubiera, es limitado y transitorio, al contrario que el grado de sufrimiento ante una emoción patológica que se prolonga en el tiempo y aumenta su intensidad.
  • Las emociones normales no interfieren en gran medida en la vida cotidiana, las emociones patológicas nos pueden llevar a trastocar todo nuestro entorno y experiencias sensoriales, incluso nuestra salud física.

Algunos ejemplos de cómo emociones completamente normales, sanas y adaptativas se pueden convertir en patológicas son el miedo que evoluciona hacía una fobia o la tristeza que termina en depresión.

El Papel de la Competencia Emocional

Como ya hemos mencionado, todas las emociones tienen un por qué y atender a ese “para qué” nos evitará que una emoción sana, funcional y adaptativa desencadene en emociones disfuncionales y que nos pueden llegar a trastornos psicológicos graves.
n este punto interviene el conocimiento y adquisición de habilidades propias de la competencia emocional, entendida como el conjunto de habilidades intrapersonales e interpersonales que nos ayudarán a conocer, regular y gestionar tanto las emociones propias como las de los demás.
Y un primer punto para esta correcta gestión emocional es la aceptación de la emoción, algo en lo que muchas veces fallamos comenzando un camino ya de por si erróneo en nuestra gestión emocional.
A partir de esta aceptación, podremos comenzar a conocerlas y gestionarlas por nosotros mismos y ahorrarnos futuros problemas y trastornos.
Somos nosotros mismos quién tenemos el mayor y mejor poder sobre nuestras emociones y estados de ánimo, por tanto, te invito a que comiences a aceptar y conocerte a ti mismo.

domingo, 1 de julio de 2018

ADOLESCENTES EN RIESGO.. Una mirada a las Adicciones


Es importante generar una mirada a esa generacion emergente de hoy en día, la que ve atrapada sus tiempos bjao los limites de las redes sociales, las adicciones y la ausencia de una personalidad estable, viendose actualmente vulnerada a causa de una sociedad consumista, donde se les ofrece entretenimiento preponderando el olvidarse de sus obligaciones, favoreciendo la elevación de esta problemática, brindando drogas, fiestas y demás como lo necesario para sentirse pleno. Para escapar de la responsabilidad que supone vivir en sociedad exigente de “perfecciones”. 

La posibilidad de morir en la adolescencia aumenta un 500%. A la vez que es la etapa de mayor incidencia en el inicio de sustancias, tanto así que la drogadicción es uno de los temas que más preocupa a nivel de padres, escuelas, iglesias y centros de salud. 

Si tenemos en cuenta que lo fundamental para un adolescente es saber. La información es una gran estrategia de prevención. Saber, conversar, discutir. Es importante que tengan el contacto con la información acerca de lo que ocurre en el cuerpo con las drogas, además de referirle sobre lo delicado que es caer en adicción; el enfoque principal es no solo explicar lo dañino de las sustnacias sino el hecho psicologico que conlleva el consumo el cual se enmarca en las adicciones.

Para ellos es importante mencional las etapas de la adicción; iniciando con la PRUEBA de la sustancia, el cual se enmarca en ese momento donde el adolescente prueba gracias a una persuación de grupos de amigos o por voluntad propia; en segundo termino tenemos la DEPENDENCIA, es cuando el sujeto consume de forma regular la sustancia, bajo una frecuencia especifica, es decir de 3 a 4 veces por semana; posteriormente se desencadena el ABUSO de la sustancia, gracias a que el cuerpo exigira más y más hasta llevar de 4 a 8 o 10 ocasiones por semana; para asi llegar a la ADICCION la cual solo se establece cuando se presenta el síndrome de ABSTINENCIA y esto es cuando la sustancia ya es intolerante al cuaerpo y al no consumir se produce ansiedad y angustia en los adolescentes, llevando a realizar cualquier cosa para consumir lo que alivia la sudoración, las palpitaciones frecuentes y la inquietud. 

La adolescencia en si misma se caracteriza por una serie de cambios corporales, los cuales derivan en cambios psicológicos que marcan significativamente al joven en un período de reestructuración de la personalidad. Se entiende la inestabilidad, el desequilibrio, en el que se encuentra el sujeto que atraviesa esta etapa adolescente. Encontrándose vulnerable ante la desorganización interna que presenta e intenta regular-se para ser. 

Estas características adolescentes conforman las denominadas crisis que ocupan un lugar fundamental. Tiene una connotación negativa ya que genera un movimiento interno, una revolución. Pero también tiene aspectos positivos ya que esa crisis es la que da la posibilidad de crecimiento, un avance para la vida del sujeto. Las crisis generan riesgo en este punto, pero es un riesgo bienvenido ya que atravesar la crisis y elaborarla provoca una transformación. El cuestionar, investigar, encontrarse consigo mismo, oponerse a padres y renegar de las cosas es lo que lo lleva al avance de la vida y convertirse en adultos. 

Pero también hay riesgos malvenidos, estos son los que habitualmente se mencionan: Alcohol, cigarrillos y drogas más severas, sexo, la mala utilización de las redes sociales, trastornos alimenticios, violencia, bullying, embarazos adolescentes, deserción escolar y muchas más. 

Si a estos desequilibrios le sumamos una sociedad incapaz de contenerlos desenlazaría un caos social. Caos por el que hoy en día muchas familias están atravesando; además de una ausencia de la identidad lo que lo lleva a unirse a grupos de referencia, en muschas ocasiones de riesgo,  para sentirse aprobados, queridos y hasta tomas en cuenta.

Protegerlos de estos riesgos es la tarea principal de los padres, bajo un lenguaje acorde de negociación y entendimiento pero con firmeza, previniendoles de estos riesgos inevitables con los que se encontrarán de cualquier manera. Es por ello que la única manera de actuar es formándolos y preparándolos para la hora en que se encuentren con ellos y allí tomen la decisión más adecuada. Es la prevención y educación la clave. 

Estoy convencido de que debemos ocuparnos de que cada joven encuentre las relaciones y estilos de vida que necesiten y puedan construir su propia personalidad; favoreciendo la toma de decisiones responsables y saludables, remarcando que los estilos de vida saludables son incompatibles con el abuso de drogas. Favorecer el desarrollo de la autoestima, la capacidad de discernir y la elaboración de un proyecto de vida. 

Formar personas capaces de resolver diversas situaciones. Capacitando para enfrentar de forma madura, autónoma y responsable el consumo de drogas y a la influencia de los determinantes sociales. Es un planteo a modo de generar esperanza y brindarles las mejores herramientas ante este vacío de oportunidades en el que hoy muchos jóvenes se encuentran.